Todo lo imaginario es real

 

Desde hace varios años muchas cosas que ocurren en Nicaragua bordean el delirio.

     Pero desde abril de 2018 a esta fecha lo que sucede parece dictado por la ‘mano invisible’ de un carcelero.

     De hecho, al releer Conversación en la Catedral, de Pedro Mario Jorge Vargas Llosa, casi podría decirse que aquella ficción está ambientada en la actual escena nicaragüense caracterizada por el sometimiento y la prohibición.

     Pero la información reciente que ha comenzado a circular acerca de la prohibición para que los turistas introduzcan sus cámaras fotográficas y de vídeo de forma libre, no puede más que mover a risa: ¡Turistas sin cámaras!

     Ahora se exige en Nicaragua un permiso que avalará la Cinemateca Nacional. Y ese dato de la institución encargada de autorizar o no dicho ingreso es sin duda una joya literaria.

     Pero hay más: es antes de ingresar a Nicaragua que se debe solicitar el permiso correspondiente a la Cinemateca Nacional. A esa instancia fantasmagórica que hoy es la Cinemateca Nacional de Nicaragua hay que escribirle, se supone, dar los datos del equipo y esperar una respuesta. Que como puede llegar ipso facto puede tardar el tiempo que la ‘burrocracia’ así lo decida.

     Pero lo increíble no es que impongan esa restricción, al fin y al cabo los antojos del autoritarismo son así. Lo en verdad alucinante es que dos días después la decisión de la prohibición de las cámaras fue revocada por misteriosas razones presidenciales.

     De estas piezas están hechas las buenas ficciones y Gabriel García Márquez lo sabía. (Redacción KDP)

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