Bitácora electoral 8

EQUIPO DE INVESTIGACIÓN CENTROAMERICANA

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El escenario político es como un teatro lleno de actores interpretando arquetipos. Suceden cosas a diario, pero son vacuas, es decir, de poco calado en el interés de la población. Hay quienes creen que las jornadas médicas, las actividades culturales y las visitas casa por casa son métodos efectivos para conseguir votos; hay quienes se dedican a denunciar irregularidades en la Fiscalía y creen que con ello ganan la credibilidad de posibles votantes; hay quienes le apuestan a las redes sociales, para medir a través de likes la aprobación ciudadana, o a veces prefieren la publicidad tradicional, que tapiza las ciudades principales de El Salvador con caras inverosímiles, banderas y colores de los contendientes y sus partidos políticos, generando un impacto visual mnemotécnico en quienes transitan las calles y no puedan mirar hacia otra parte y hay quienes fabrican escándalos para llamar la atención y luego intentan capitalizar esa atención en votos. Una cosa es segura: la bondad de los partidos políticos en El Salvador aparece solo cuando hay elecciones, el resto del tiempo, desaparece, y no hay jornadas médicas, ni abastecimiento alimentario, ni juguetes para los niños, ni canastas básicas, ni camisas, ni gorras, ni guacales, solo publicidad invadiendo la conciencia de la población con escándalos políticos prefabricados, con sus apariciones subrepticias en la prensa, con noticias de corrupción, narcotráfico, crímenes, abusos de poder, endeudamiento, funcionarios públicos vinculados a mafias. En torno a esos vértices es que se mueve el escenario político de El Salvador y, aún así, buena parte de la población prefiere mirar hacia otro lado, interesarse en otros temas, olvidar que hay elecciones como el católico que olvida que hay misas.

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Mientras tanto, Bertha María Deleón, aspirante a diputada por San Salvador, de Nuestro Tiempo, presentó en la Secretaría General del Tribunal Supremo Electoral un recurso de impugnación de la inscripción de la candidatura de Walter Araujo de Nuevas Ideas, por no cumplir el requisito de moralidad notoria que establece la Constitución. Dijo ante cámaras: «Consideramos que los magistrados que han inscrito esa candidatura, incluso están violentando el derecho de las mujeres a una vida libre de violencia, es un hecho notorio que Walter Araujo ataca constantemente a mujeres, no solamente a mí, tiene un proceso penal abierto y en fase de instrucción, tiene medidas de protección que me han sido otorgadas desde junio del 2020 y que él, reiteradamente, ha inclumplido, por lo tanto, está demostrado que es incapaz de respetar la institucionalidad y es incapaz de cumplir con órdenes judiciales, entonces, no debe ser un candidato, ¿verdad?, no debe tener la opción de llegar a ocupar un cargo». Y surge la pregunta de si ese acto es parte de una estrategia de campaña que busca llegar a un público femenino o si es una necesidad genuina el boicotear el camino de Walter Araujo a la Asamblea Legislativa. Sin embargo, habría que saber si hacer eso le genera votos a Bertha, conseguidos a través de la empatía. Porque la política, como el teatro, involucra sentimientos. Y quienes buscan llegar al curul, deberán involucrarse, en las pocas semanas que les quedan de campaña, sentimentalmente con la ciudadanía.

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Hay ocasiones en que lo que dice un candidato no se acompasa con las acciones del partido. Por ejempo, VAMOS paga publicidad en redes sociales y, con un diseño atractivo y animado, invita al voto en publicaciones constantes que muestran el despliegue de su campaña territorial, en Instagram se suben videos de Claudia Ortiz, candidata a diputada por San Salvador bailando cumbias y hondeando banderas o acompañando jornadas médicas y de atención comunitaria en comparsa con otros candidatos de su partido, entre ellos, Hernán Carrasco, también capitalino, que asistió a una entrevista en el programa 8 En Punto y dijo: «Somos un partido que no tiene grandes financistas, hemos tratado de ser transparentes en cuanto a las finanzas del partido. En VAMOS le damos más prioridad al servicio a las comunidades que a la publicidad». ¿Será eso cierto? ¿Decirlo le genera votantes? ¿La gente que recibe el bombardeo publicitario en redes sociales le cree? ¿O solo fue un desliz de un hombre que ha sido durante años comentarista deportivo? El político, como el actor, le dice al espectador lo que quiere escuchar.

11-1-2021

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