Bitácora electoral 33
EQUIPO DE INVESTIGACIÓN CENTROAMERICANA
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¿A qué momento de la historia nacional se parece lo que ahora estamos viviendo? En realidad, a varios, por diversos atisbos y, a ninguno, por ciertos procedimientos e intencionalidades que están apareciendo con mayor colorido.
Cuando en febrero de 2019 GANA (la camiseta prestada de Nueva Ideas) con su candidato se hicieron con la presidencia de la república, hubo un momento, corto, pero hubo, un cierto momento de encantamiento, casi de ilusión materializada.
Los partidos políticos tradicionales, azotados por la abulia, la corrupción y el muñequismo habían sido vapuleados por el fenómeno político del desencanto que usó el vehículo GANA para coronar su propósito. Habilidad, astucia, maña y sentido de oportunidad se conjugaron para que se lograra eso.
Nada de análisis profundo de la situación ni prospectiva de cierta envergadura. Pura ola de opiniones vagas, difusas y agresivas.
Un electorado abotagado por la falsedad de los partidos políticos y los recientes gobiernos donde la nota destacada ha sido tres ex presidentes (¡por ahora!) procesados y señalados por la Fiscalía General de la República de cometer graves delitos de corrupción. Solo Antonio Saca, el último presidente de ARENA y decidido animador de GANA, pudo ser aprehendido. Otro, Francisco Flores, falleció en el trámite de su procesamiento. Y uno más, Mauricio Funes, zafó hacia Nicaragua antes de que le cayera el guante. Ese repudio hacia los partidos políticos tradicionales, entonces, estaba más que justificado. Y ese hartazgo fue la pieza maestra de la comunicación política que el ganador de la presidencia de la república capitalizó.
El problema ha sido el después. ¿Qué venía después? ¿Qué tocaba hacer después? Después no hubo nada más que lo mismo de todos los gobiernos del siglo XX y del siglo XXI: botar gente del aparato gubernamental, contratar a su gente en el aparato gubernamental, acarrear recursos para su molino e ir improvisando cada día. Aquí lo único diferente ha sido que el golpeteo a sus adversarios sigue y sigue y parece no terminar.
El asesinato político de dos activistas del FMLN, el domingo 31 de enero, es el triste corolario de un modo de entender la política.
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El país está en alitas de cucaracha, en lo político, en lo económico, en lo ambiental, y la campaña electoral, sobre todo del partido que se está dando por ganador anticipado, y no sin razón (casi todas las encuestas señalan esto), no hay manera de verle sus contenidos sólidos.
Habrá que ver si a Nuevas Ideas + GANA (que en las encuestas no sale muy bien) le alcanza la cobija para la mayoría absoluta. De ser así, entonces vendrá un período incierto, y esto, por el tipo de decisiones que podrían tomarse y que casi se adivinan. Pero si no hay tal mayoría absoluta, es de esperar más hechos problemáticos. Es decir, el camino ya está empedrado.
En todas direcciones hay desafíos enormes y los integrantes del nuevo grupo de poder están viendo para otro lado, como si no fuera con ellos esta fábula, porque están siendo fagocitados por el instante.
5-2-2021