Bitácora electoral 23

EQUIPO DE INVESTIGACIÓN CENTROAMERICANA

 

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Ahora, en aquello de los anuncios desproporcionados, es el turno de la ministra de Educación, quien ha propalado a voz en cuello y a los cuatro vientos, y para que lo oiga quien tenga oídos, que en tres años construirán 400 centros educativos públicos. Lo dijo ayer, en lo que se suponía era la colocación de la ‘primera piedra’ de lo que será el nuevo centro escolar Hacienda El Carmen, caserío El Carmen, cantón Río Frío (municipio de Ahuachapán).

     Si en un año y medio de estar al frente del ramo de Educación solo se ha ‘pensado’ y diseñado un nuevo centro educativo (porque la construcción aún no comienza), la pregunta natural cae por su peso: ¿Cómo va a ser posible eso?

   

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Estamos en un período de la vida nacional que bien puede caracterizarse como de ‘explosión de ofertas’, y no solo porque existe en marcha un proceso electoral decisivo, es que desde 2018, durante la campaña presidencial pasada, quien resultó ganador en 2019 se aventuró a lanzar este tipo de bumeranes. Se habló de un tren que cruzaría todo el país, también de un gigantesco hospital en Chalatenango, de un monstruoso y descomunal estadio que el gobierno chino donaría (y construiría con su propia fuerza de trabajo, como hizo en Costa Rica, años atrás, en La Sabana), de un nuevo aeropuerto en La Unión.

     Se trata de grandes obras de infraestructura que requieren el involucramiento de capital extranjero para materializarse y demandan, del gobierno que las emprenda, una metodología de trabajo que aquí no se posee ni parece que se tenga interés en propiciar. ¡Son sombrerazos! De ahí que, aquellas promesas de esas obras de infraestructura deben de inventariarse como inputs de campaña electoral. Y, ya se sabe, o debería saberse, las promesas de campaña electoral son solo declaraciones o revelaciones de sueños que los aspirantes a los cargos públicos hacen en calidad de voceros irresponsables en un mundo que se derrumba en torno. Y, claro, anunciar esas grandes obras, hasta al más distraído lo hace volver a ver, porque el hambre por la realización de cosas concretas en El Salvador es muy grande.

 

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Desde el fin de la guerra TODOS los dirigentes políticos (los actuales incluidos) han dicho que un nuevo tiempo se hará efectivo si ganan las elecciones. Y viene, la ingenua ciudadanía que aún va a las urnas, y les ha creído, y ha hecho que Fulano, Sutano, Mengano o Perencejo ganen elecciones. Así pasó con Calderón Sol y lo que se vino encima fue la profundización de la privatización de los bienes públicos. Después fue el turno de Flores y los terremotos de 2001 y lo del dinero de Taiwán y lo del dinero que se sacó de FANTEL (ARENA tenía mayoría en la Asamblea Legislativa y pudo modificar lo que la ley decía de no tocar el capital de FANTEL), y del que no se sabe nada. A continuación, apareció Saca (hoy reo confeso por corrupción, quien despacha desde el Centro Penal «La Esperanza», conocido como Mariona) y prometió esto y lo otro, pero todo terminó en el bidón. Siguió esa estrella fugaz que en 2009 asomó el cacho, de apellido Funes, y nada, solo el gesto y el verbo de que habría algo distinto, y lo que sí hubo fue la hipoteca de la perspectiva de cambio histórico para este país. Entonces, le tocó el turno a Sánchez Cerén y fueron 5 años grises de estarse mordiendo la cola. Hasta que apareció el actual presidente de la república, quien no cesa de lanzar anuncios (apocalípticos algunos, grandilocuentes los más).

 

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De ahí que lo que ayer dijo la ministra de Educación no puede ser real ni factible. De hecho, es una ‘ocurrencia’ que en este gobierno han tenido para conseguir dinero de las tripas del Banco Mundial, del Banco Interamericano de Desarrollo y del Banco Centroamericano de Integración Económica. Es ya sabido que el presupuesto de Educación no contempla recursos suficientes para infraestructura educativa en gran escala, entonces, esto que ha afirmado la ministra, de manera forzosa se hará con préstamos externos. Pero eso no es lo más grave. Haciendo cálculos, hay cosas sorprendentes: 400 centros educativos, en 3 años, implica que cada año se construirán 133, cifra ya de por sí espeluznante. Ahora, al dividir 133 entre 12 meses, querría decir que cada mes se construiría no menos de 11 centros educativos. Y para finalizar: un centro educativo cada 3 días se construiría en los próximos 3 años. 

     Eso es igual a lo que dijo Mario Durán, también hace unos días, cuando afirmó que convertiría a San Salvador en la capital de Centroamérica.

     ¡De verdad que las campañas electorales hacen delirar a los dirigentes políticos!

 

26-1-2021

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