Bitácora electoral 21

EQUIPO DE INVESTIGACIÓN CENTROAMERICANA

 

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El candidato a alcalde por San Salvador, Mario Durán, por el partido Nuevas Ideas, ha dicho hace unos días, en una comparecencia, y sin arrugar la cara, que si es elegido alcalde convertirá a «San Salvador en la capital de Centroamérica». Así de claro y así de asombroso.

Aquí surgen varios interrogantes. ¿Es una oferta de campaña razonada o se trata de una mentira ‘atractiva’ que por exagerada emocionará al votante? O también: ¿tiene Mario Durán un conocimiento de primera mano acerca de la situación de las otras capitales de Centroamérica como para atreverse a decir que San Salvador será la capital de Centroamérica? Y otro más: ¿el candidato a alcalde cian sabe que ya no hay Reyno de Guatemala desde 1821 —época en la que la ciudad de Guatemala era la capital del Reyno por ser sede de la Capitanía General—? Y un último interrogante: ¿en qué lapso, con qué recursos y de qué modo San Salvador mutará de ser un caótico y desequilibrado aglomerado urbano para convertirse en la capital de Centroamérica?

Porque en el decir de Mario Durán se entiende que ofrecer que San Salvador será la capital de Centroamérica es ofrecer que San Salvador será algo mejor que el desastre actual (¿en tres años? o ¿es que ha llegado para quedarse por una larga, larguísima temporada —como Milagro Navas en Antiguo Cuscatlán, del partido ARENA—?).

Lo que llama la curiosidad es que el candidato casi-ganador (las encuestas lo están señalando), Mario Durán, lance una promesa u oferta o consigna o reto de este tipo.

Se entiende que hay una campaña electoral y que ‘los mismos de siempre’, de acuerdo al eslogan exitoso de Nuevas Ideas, de forma continuada ofrecieron el cielo y la tierra y nunca cumplieron sus promesas para mejorar la calidad de vida de los habitantes de San Salvador, pero por qué Mario Durán se desliza en su propia cáscara y ofrece algo que implica un esfuerzo inaudito e irreal.

A menos que el futuro alcalde esté pensando que la ciudad de San Salvador no es la ciudad, la monstruosa ciudad que es, y en su raciocinio lo que está instalado es una elemental operación aritmética del tipo 1 + 1 = 2, y no una complejísima operación algebraica.

Por suerte, pronto, en mayo, se sabrá a qué se refería Mario Durán con su descomunal oferta. Porque es algo fuera del alcance de una alcaldía como la de San Salvador una transformación como la prometida por Durán. Pero bueno, lo dijo él, son sus palabras, tendrá que responderse él solo. De mayo en adelante el alcalde Mario Durán se movilizará por todos los distritos de la ciudad de San Salvador, caminará por las aceras más destruidas de la ciudad, y lo hará de día y de noche para también darse cuenta del estado del alumbrado público (y no importa que lo acompañe la cohorte de guaruras), y como también será el presidente del Consejo de Alcaldes del Área Metropolitana de San Salvador y podrá influir en la Oficina de Planificación del Área Metropolitana de San Salvador, y entonces se le verá un día en Apopa, otro en Soyapango, otro en San Marcos y así, días, meses, años, quinquenios.

Sin embargo, por desgracia las campañas electorales son escenarios propicios para el desvarío y la mitomanía, y al final los ganadores solo son ganadores ellos, porque los perdedores de siempre son los hombres y mujeres que viven en la derruida ciudad de San Salvador que se quedará solo con el dulce, como se dice, de que un alcalde ofreció en convertirla en la capital de Centroamérica.

24-1-2021

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