8 notas sobre Darío

CARLOS FONSECA 

1.

Referiré el resumen de una anécdota que señala Darío, nuestro gran Rubén, en un libro en que habla de su vida. Es así: estando Darío de unos 20 años y poseyendo una profunda cultura se vio en la obligación de salir de Nicaragua y con el dinero que tenía reunido con dificultades ajustaba para viajar a Estados Unidos; y cuando estaba decidido a marcharse, una persona inteligente le propuso y le recomendó qué le convenía más ir a Chile, porque allí existía un formidable ambiente artístico. Darío explicó que no podía irse a Chile porque no tenía suficiente dinero. Entonces la persona inteligente le respondió que se fuera nadando por el mar, aunque se ahogara en el camino. Como quien dice que era preferible morir en el mar que vivir en los Estados Unidos. Ya pertenece al pasado la época en que la base del progreso era el ansia de dinero. Ahora el mundo ha entrado en una nueva era. 

2.

Se chupó, Darío en Metapa, toda la luz y es lógico que el resto de la población haya quedado a oscuras. 

3.

Al decidirse, favorablemente el primero de enero de 1959 los titánicos esfuerzos del pueblo de Cuba, el Centro Universitario lanzó un pronunciamiento saludando la nueva vida que iluminaba a la isla y hacía recordar las eternas palabras del gran poeta Rubén Darío, nicaragüense y universal:

     «¡Oh! Cuba eres bella y hacen bien tus hijos en luchar por verte libre». 

4.

Una noticia literaria: Todavía no se ha escrito la última palabra acerca de Rubén Darío y su obra. Descomunal prueba de esto es el comentario de Darío acerca del escritor comunista ruso Máximo Gorki. El elogioso comentario sobre Gorki viene a demostrar, al extremo, la gravedad que reviste el olvido en que ha caído la cuantiosa obra en prosa de Rubén Darío. Este artículo viene a señalar cómo Darío está pendiente del acontecer humano de su época, no pudiendo ser indiferente a la primera revolución rusa que tuvo sus inicios en 1905. Darío viene a ser quizás el primer hecho que con mayor elocuencia demuestra que el interés por la fascinante cultura rusa, incluso su cultura política no surge como producto de una bien montada propaganda, sino como un fenómeno natural y lógico. Además, viene a llamar la atención en el sentido de que no fue solamente el Darío de la adolescencia el que se interesó por las ideas radicales.

     Después de leer en su trabajo sobre Gorki:

     «Los libros de Gorki pueden parecer demasiado secos a los lectores de cosas bonitas, de libritos coquetos y sabrosos, hechos por desahogados diletantis o por industriales de la literatura; pueden parecer inmorales a los hipócritas que se regodean con las peores obscenidades con tal que vayan disimuladas entre encajes de Francia o decoradas de estetismo italiano… La obra interesa… a los sabios que buscan resolver el problema de la justicia, basados en el estado de la máquina humana y de los medios sociales…».  

5.

¿Cómo es posible que no se haya podido emitir un juicio definitivo sobre el centenario de Rubén Darío? Esa pregunta tiene su respuesta poco original, pero si acertada: el desconocimiento de aspectos esenciales del nicaragüense tiene una causa fundamentalmente política.

     En el conocimiento de Darío debe ocupar un señalado lugar la interpretación hecha en su tierra natal. Y como es sabido, en esa tierra natal se ha prolongado una tiranía reaccionaria que entre otros males ha ocasionado un daño terrible a la cultura, siendo esto último un verdadero capítulo aparte. A manera de ejemplo, señalase la situación de la difusión de Darío en la Nicaragua sojuzgada por la tiranía somocista.

     En el país, hasta 1974 no ha sido editada jamás una obra específica del escritor, a no ser las arbitrarias antologías de los editores del país. En 1967, se llegó al Centenario sin que esté publicada una definitiva colección de sus obras completas. La única edición asequible para leer su prosa y su poesía es la realizada en España en 1950, la que en tomos en prosa carece de las imprescindibles notas que para la parte poética elaboró el erudito mexicano Alonso Méndez Plancarte…

     Surgido Rubén Darío en la transición del siglo XIX al XX, etapa de ascenso histórico en Nicaragua, la médula humana y latinoamericanista de su obra vendrá a ser rescatada en el esencial ascenso que vive su Nicaragua, no dispuesta a quedarse atrás en la marcha de los pueblos hacia un destino libre.

6.

Es increíble la cuantía del desastre que la catástrofe (provocada raíz del asesinato de Sandino) trajo la creación intelectual de Nicaragua; baste decir que, aunque sea ha publicado un copioso número de documentos de Augusto César Sandino, hay indicios de la enorme cantidad de correspondencia que se encuentra dispersa, oculta, desconocida o perdida. Incluso en esto entra el origen de la hoy generalizada incomprensión del aporte positivo del nicaragüense Rubén Darío. Hasta el conocimiento de un contemporáneo como Rigoberto López Pérez se ha encontrado en la línea que estamos describiendo. En suma, se mantiene la validez de la observación de José Martí, quien refiriéndose a los países de Centroamérica apuntaba:

     «Qué es lo que ocurre en esos países misteriosos tan poco conocidos y tan dignos de serlo?».

7.

Una de las tardes en que yo paseaba en Moscú, me encontré con un muchacho ruso que hablaba español. Cuando le dije que era de Nicaragua el exclamó: ¡Ah!, Nicaragua. Rubén Darío. Un gran poeta.

     Me sentí orgulloso una vez más de nuestro inmortal Rubén Darío. Tan universal en su gran genio que llega hasta Moscú. Más tarde pude darme cuenta que algunas revistas literarias de la unión soviética han publicado traducciones al ruso de poemas de Darío. Y también, que están preparando la publicación de un libro con las traducciones de los mejores poemas de Darío.

8.

En ese trabajo se sostiene que los versos de Rubén jamás están en los labios del pueblo. Como puede verse, tal juicio contrasta con el expresado por el poeta Manolo Cuadra, en el artículo ‘Darío Emperador’. En este trabajo Manolo relata experiencias en que rudos trabajadores exclaman versus de Rubén Darío en medio de jornadas. ■

 

 Notas recopiladas por Jorge Eduardo Arellano en Rubén Darío, Tantos Vigores Dispersos, Consejo Nacional de Cultura, Managua, 1983:

1.

Carta a doña Lola Arrieta de Amador, fechada el 10 de junio de 1960, en Jesús Miguel Blandón, Entre Sandino y Fonseca, Managua, 1979, p. 204.

2.

En Guillermo Rothschuh Tablada, Los guerrilleros vencen a los generales, Ministerio de Educación, 1980, p. 68.

3.

«Breve análisis de la lucha popular nicaragüense contra la dictadura de Somoza» [marzo 1960], en Intervención sangrienta: Nicaragua y su pueblo, Caracas, 1961, p. 51.

4-5.

«Noticia sobre Darío y Gorki», en Casa de la Américas, Año XX, núm. 117, noviembre-diciembre, La Habana, 1979, pp. 179-180.

6.

«Notas a la Carta-Testamento de Rigoberto López Pérez» [28 junio 1972], en Bajo las banderas del sandinismo, Editorial Nueva Nicaragua, Managua, 1981, p. 247.

7.

«Un nicaragüense en Moscú» [1958], en Bajo las banderas del sandinismo, Editorial Nueva Nicaragua, Managua, 1981, pp. 60-61.

8.

Transcrita en Jorge Eduardo Arellano, «Carlos Fonseca y la herencia de don Edelberto Torres», El Nuevo Diario, 5 de noviembre, Managua, 1982.

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