Dos modelos, un problema

Aunque la evolución de la covid-19 en Centroamérica aún está a medio camino, ya es posible establecer algunos ejercicios comparativos. Y los dos países que ameritan un análisis cuidadoso son Costa Rica y El Salvador.

     En estos dos países centroamericanos se han implementado dos modelos para enfrentar la misma emergencia sanitaria. Y ambos de espaldas. Y más El Salvador, puesto que las autoridades salvadoreñas, en boca de su presidente, pareciera estar queriendo patentar un ejemplo que ha calificado de mundial. Claro, eso está por verse.

     Los datos divulgados por el Ministerio de Salud de Costa Rica indican que se contabilizan, hasta el 19 de abril, 660 casos positivos desde que se detectó el primero el pasado 6 de marzo. Así, 7802 personas han sido testeadas y han resultado negativas 7142 personas. Y la nota distintiva es que hay hasta este momento solo 4 fallecidos y 112 casos recuperados.

     La información que proporciona el Gabinete de Salud Ampliado de El Salvador, hasta el 19 de abril, da cuenta de que hay 201 casos positivos y se han realizado 11 160 pruebas, habiendo resultado negativos 10 859. Y aquí hay que destacar que están contabilizados 7 fallecidos y 44 recuperados.

     Costa Rica tiene 459 más casos que El Salvador y 4 fallecidos, y esto es algo que no puede dejar de señalarse.

     Atrás de estos datos, sin embargo, se encuentran dos modos de intervención en la emergencia sanitaria. Y es aquí donde Costa Rica se distancia, de un modo notorio, del caso salvadoreño.

     El gobierno de El Salvador se ha caracterizado por la imposición de su modelo militarizado y autoritario de intervención sanitaria. A estas alturas es claro que los denominados centros de contención, implementados de forma improvisada desde la primera hora, han sido escenarios donde se ha agredido y violentado a la ciudadanía.

     Pero no solo eso, también el gobierno salvadoreño, y en la figura del presidente de la república esto es inobjetable, se ha encargado de tensionar la vida política del país al entablar discusiones y señalamientos inapropiados contra la Asamblea Legislativa, cuando esta no se rinde a sus imperativos requerimientos legales. La nota explosiva, sin embargo, estuvo en la reciente declaración pública del presidente de El Salvador que dice, sin tapujos, que no acatará la resolución de la Sala de los Constitucional que intenta contribuir a una adecuada reglamentación de los procedimientos sanitarios aplicados.

     Es probable que el modelo salvadoreño se intente mostrar como de gran efectividad, aunque es difícil que El Salvador pueda estar adelante de Costa Rica, con todas las dificultades que también ese país tiene, en cuanto a las características de un sistema hospitalario público que ha reaccionado con prontitud y en cuanto al tejido de especialistas médicos, de clínica y de investigación científica, que quizás están haciendo la diferencia. [19-4-2020: Redacción-KDP]

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